NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA
Tres sencillos pastorcitos fueron los receptores de las apariciones de Nuestra Señora, posteriores a las de la aparición del Ángel de la Paz, quien les enseñó a rezar para pedir la conversión de los pecadores, les exhortó a la práctica del sacrificio cotidiano y a la adoración a Jesús en la Eucaristía. El domingo 13 de mayo de 1917, en Fátima, Portugal, la Santísima Virgen se les apareció llamando al arrepentimiento, a la conversión y a la práctica de la oración y la penitencia como camino de reparación por los pecados de la humanidad. La Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del Rosario para la conversión de los pecadores.
Fuente: Lectio Divina
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Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
Madre mía también os pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria
Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.
¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre!
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Fuente: devocionario.com
Tres sencillos pastorcitos fueron los receptores de las apariciones de Nuestra Señora, posteriores a las de la aparición del Ángel de la Paz, quien les enseñó a rezar para pedir la conversión de los pecadores, les exhortó a la práctica del sacrificio cotidiano y a la adoración a Jesús en la Eucaristía. El domingo 13 de mayo de 1917, en Fátima, Portugal, la Santísima Virgen se les apareció llamando al arrepentimiento, a la conversión y a la práctica de la oración y la penitencia como camino de reparación por los pecados de la humanidad. La Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del Rosario para la conversión de los pecadores.
Fuente: Lectio Divina
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Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
Madre mía también os pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria
Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.
¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre!
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Fuente: devocionario.com